7 mar 2012

ALC II - VÍCTOR M. LÓPEZ ARENAS




La ciudad nace con la intención del hombre de ordenar su espacio vital. Frente al caos y el desorden de la naturaleza, la ciudad se presenta como un espacio medido y controlado en el que todo está puesto al servicio de la colectividad. El núcleo urbano se entenderá como un lugar de convivencia común en el que el hombre desarrollará su actividad y en el que no sólo se encontrará consigo mismo, sino que será el espacio en el que se propiciará su encuentro con los demás.

Desde la creación de las ciudades en el mundo antiguo, los artistas han colaborado en la configuración de ese nuevo espacio a través de su intervención en el entramado urbano. Históricamente, su relación con la ciudad ha girado en torno a tres ejes fundamentales: la creación de modelos propios de planificación y ordenación urbanas, la concepción del espacio público como un lugar propicio para emplazar y mostrar su propia obra y la integración dentro de su producción artística de motivos, experiencias e imágenes de la vida y la actividad de las ciudades.

Cada época incidió en un modelo diferente de intervención urbana, siendo innumerables los ejemplos de la actividad de los artistas en este medio. La década de 1990 aportó una nueva forma de relación entre los artistas y la ciudad a través del street art o post-grafitti, término bajo el que se agrupa el trabajo de una serie de artistas que, rozando la ilegalidad, encuentran en la calle su medio de expresión. A través de la utilización de plantillas, posters, pegatinas y murales estos creadores integran sus intervenciones seriadas en los espacios urbanos más transitados, intentando ser un elemento de sorpresa para el espectador en su deambular por la ciudad. De este modo, la calle se convierte en un museo cotidiano e improvisado en el que a la expresión artística se unen la denuncia social, la reflexión o la crítica política.

Entre esos artistas encontramos a Shepard Fairey, Bansky, Blek le Rat o Space Invaders, algunos de los cuales han trascendido las fronteras urbanas para acabar introduciéndose en los circuitos artísticos establecidos.

Esta forma de arte urbano ha derivado en la actualidad en una gran multitud de propuestas que van más allá de la seriación y que a través de la utilización de diferentes elementos crean intervenciones artísticas efímeras dentro del espacio público. En nuestro país debemos destacar el trabajo del colectivo multidisciplinar Luzinterruptus que desde 2008 utiliza la luz para destacar problemas que pasan desapercibidos a la ciudadanía y los políticos de Madrid. También el del artista urbano anónimo Spidertag, quien utiliza lana y clavos para crear redes geométricas a través de las calles o de otros artistas como Dosjotas, Neko, Spok, Suso 33 o el artista ilicitano Rosh.

Una muestra del interés de los artistas por la ciudad es la colectiva ALC2 en la que la urbe se entiende como un espacio compartido por los artistas, en este caso Alicante, y como un motivo que en si mismo inspira y da origen a las obras que forman esta exposición. En ella, veinticinco artistas exploran y abordan desde diferentes perfectivas y lenguajes el fenómeno urbano.

Uno de los puntales temáticos de la obra de Javier Moreno es la adolescencia, entendida como una época de transición entre la niñez y la edad adulta, en la que el individuo ira formando su personalidad definitiva. Su atención se focaliza principalmente en la formación de la identidad del varón, en una etapa en la que los parámetros sexuales aún están por definir y en la que la ambigüedad sexual tiene un papel relevante.

El artista lleva a cabo esta exploración de la adolescencia, fijando su atención en las nuevas vías de comunicación surgidas en internet, especialmente las redes sociales, en las que los muchachos construyen una identidad paralela y en la que proyectan una imagen de sí mismos a través de fotografías, nicknames y videos especialmente creados para estos medios. A través de ellos el futuro hombre adulto crea una nueva forma de autorrepresentación visual con un deseo de seducir y de integrarse en el grupo.

Las obras de Javi Moreno, algunas de las cuales están basadas en autorretratos de chicos adolescentes colgados en la red, son una muestra clara de ese proceso de construcción identitaria del que es objeto su producción artística.

La obra de Víctor Cámara presenta tres etiquetas fundamentales que resumen lo esencial de su producción: pop, humor y reciclado. El pop, porque este movimiento artístico es su principal fuente de inspiración, especialmente el realizado en los grupos británico y francés. Como los miembros del Nuevo Realismo, Cámara parece que separe de los muros de la ciudad los elementos que le sirven para contar aquello que quiere expresar, desplazándolos posteriormente hasta el soporte.

Otro de los elementos característicos de su obra es el humor, aplicado con sutileza, incluso a temas que exigen un posicionamiento ético y moral como pueden ser la pena de muerte, los derechos humanos o la guerra nuclear. A través de la ironía quiere denunciar la hipocresía del mundo que nos rodea y como los valores humanos han sido pervertidos por los poderes establecidos.

El último de los componentes de su trabajo es el reciclado que viene determinado por los materiales que utiliza para llevarlo a cabo. Utiliza materiales cotidianos a menudo desechados, transformándolos para dar forma a su discurso artístico.

Las obras que Paloma Blanco presenta a esta exposición son el resultado de la búsqueda de imágenes con destino a su trabajo como diseñadora en una empresa de medallas y trofeos. La elaboración de motivos decorativos para estas piezas, le llevó a encontrar a través de internet una serie de modelos que inspirarían los dibujos de laureles y cintas que completarían cada uno de sus diseños. Entre las palabras que introdujo en el buscador de internet se encontraban pulpo, moño, morena, anguila, trenza, escamas, pelo o tirabuzón.

Así su trabajo ordinario dio origen a una serie de dibujos, en los que se incorporan estos motivos y en los que se entrelazan las sinuosas formas de trenzas, cuerpos con escamas o brazos de pulpos construyendo nudos imposibles que toman forma en la mente de la artista. Junto a estas obras, una gran serpiente realizada con un tejido brocado, recorre los muros de la galería, abriéndonos una nueva dimensión a través de su movimiento reptador.

Pau Figueres presenta una serie de obras fruto de la hibridación de temas como la cultura visual del cine, la publicidad y la tecnología digital. La influencia de estos temas es aplicada por el artista para analizar el discurrir del tiempo y la identidad utilizando como medio la pintura, la intervención urbana y la acción.

En palabras del artista “intento concebir historias formadas a partir de imágenes de la cultura popular de la actualidad y del pasado que intentan cuestionar desde la distancia, la sostenibilidad y la validez de nuestro sistema social y político. Un guiño a un mundo saturado de información que surge de la intención de querer contar o cuestionar la realidad a partir de la acumulación de imágenes, ironizando a su vez sobre la pintura y las maneras de representación. La obra se convierte en un collage de imágenes pintadas, una imitación de recortes pegados de dibujos de líneas superpuestas, que se caracterizan por la diversidad de modos de representación y diversidad de alusiones y citas”.

Dentro de la serie Urban Project, José Such nos muestra un grupo de obras en las que la ciudad se muestra como un lugar caóticamente ordenado. Con un componente poético el artista entiende el entramado urbano como un recorrido laberíntico en el que el hombre desarrolla su monótona existencia:



“La ciudad nos conduce a una revelación súbita, donde una multitud de caminos se abren siempre hacia ningún sitio. La libertad de perderse, por la simple pero sublime razón machadiana de que “se hace camino al andar”. Y recorrer esta obra con los ojos es andar el elucubrante camino gráfico de señales, símbolos y destinos que nos atienden a cada vuelta de esquina. El espacio cede su función lúdica a un fenómeno poético de búsqueda y perdida bajo un mismo trayecto que interroga ante esa sorpresa de lo insólito”.

Las obras que Rodrimade, alter ego de Rodrigo García Llorca, presenta a ALC2 forman parte de una serie de retratos de estrellas del pop que quieren ser una aproximación a la imagen que estas proyectan públicamente. La imposibilidad de acceder a la dimensión humana de estos personajes hace que el artista los reinterprete aportando a su representación tintes cómicos, irónicos o melancólicos que desmontan el halo mítico que acompaña a estas figuras de nuestra cultura musical.

El tratamiento que el artista confiere a cada una de estas obras, con la utilización de tintas planas y texturas conseguidas a través del diseño gráfico, las aproxima a la técnica del cartel como si se trataran de posters colocados en la habitación de cualquier adolescente.

La ciudad de Alicante, a través de su color, y de su faceta lúdica y femenina, se convierte en la protagonista de las obras de Segimon Vilarasau. Nos presenta un grupo de escenas urbanas, donde la ropa de unas modelos se mimetiza con el ambiente que las rodea. Son fotografías que en algunos casos han sido intervenidas con oleo y en otros no.

El primer acercamiento de Alberto Feijoo a la fotografía se produjo a través de la pintura con la que aprendió mucho sobre composición y color. La transición de un medio a otro se produjo de una manera natural, impulsado por el interés que siempre ha sentido por la imagen. De esta forma comenzó a explorar las propias posibilidades de la fotografía y a crear series personales en las que relaciona texto e imagen. En su trabajo mezcla todo tipo de temas desde bodegones a retratos, pasando por paisajes o combinando todos ellos, siempre con la intención de contarnos algo.

Laura Medrano heredó su afición por la fotografía de su padre. De esa forma, viéndole trabajar a él, aprendió a observar la realidad que la rodeaba a través del filtro de la fotografía. Esa es la razón de que su obra sea un testigo de todo aquello que ocurre en torno a ella, consiguiendo una serie de imágenes en las que no sólo está presente el lenguaje artístico sino su propia forma de ver y entender el mundo. Sus fotos muestran de una manera limpia y poética los paisajes, personas y situaciones que conforman día a día su propio universo vital.

Las fotografías de Andrea Illán muestran espacios inhabitados en los que el tiempo parece que se ha congelado. La presencia del hombre se muestra a través de edificaciones, gasolineras y caminos creados por su mano, pero de los que se encuentra totalmente excluido. Todo parece abandonado a causa de una razón desconocida que ha dado como resultado esa sensación de vacío, silencio y quietud que transmite cada una de sus obras.

La fotógrafa Susana Hervás, comenzó su trayectoria en prensa para posteriormente dedicarse a los sectores de publicidad y moda. De su experiencia como fotógrafa en los inicios de su carrera nació su interés por el reportaje y el retrato que son vertientes de su producción que no ha abandonado nunca. Muestra de ello son las obras presentadas a ALC2 en las que se hace un retrato de la ciudad de Nueva York a través de las personas que la habitan. Un momento congelado de esta metrópolis a través de los rostros de quienes le dan vida.

La obra de Carlos Llorens emplea imágenes de la cultura popular y de la sociedad de consumo sacadas de los mass media, reinterpretándolas y aportando su propio punto de vista a temas que forman parte de nuestra tradición visual. Su producción artística utiliza elementos del pop art, encontrándose muy presente en ella las técnicas del collage y la electrografía.

Las obras de Laura Boj son el resultado de su propia necesidad física y psicológica de expresarse a nivel personal a través del arte. La artista trae a esta exposición obras de sus proyectos Sr. Ego, Cuentos e Hipostasis, en las que se deja llevar por la espontaneidad a la que le llevó su aproximación al arte marginal y al dibujo infantil.

Así se muestran una serie de obras en las que Boj intenta perder el control de sí misma e intentar olvidar todo lo aprendido a lo largo de sus años de formación. El resultado son unas imágenes que por su ingenuidad podrían recordarnos a los dibujos de un niño por la buscada sencillez de las formas y su trazo nervioso e irregular.

Alma Ajo, comenzó a pintar por influencia de su padre, el también pintor Lorenzo Ajo. Es a partir de 1986, cuando inicia su propio camino creativo, dando como resultado una producción artística definida por el eclecticismo de los temas y las imágenes que aborda. La artista define de esta manera el proceso creativo de su obra:


"Suelo pensar a veces en la misteriosa forma que tienen las imágenes de colarse con tozuda insistencia en la mente de la gente creativa, más aun en nuestras voluntades. Por lo menos a mí me ocurre así. Son imágenes ya formadas con una madurez que me asombra, sólo hace falta dejarse llevar al dictado.

No siempre pasa así, claro, pero cuando ocurre una tiene la obligación de ir hasta el final, de materializar la imagen. Si no, esta languidece o por el contrario te acicatea en progresión logarítmica, como un bebé que quiere nacer cuanto antes porque hace tiempo que ha salido de cuentas. Así han surgido La Nueva Nefer, Nemesis, Venus-Urania, y tantas otras obras”.

Debido a la trayectoria como ilustrador y humorista gráfico de Joaquín Aldeguer su obra se centra en el dibujo. Sus influencias vienen del mundo del pop y el cómic (especialmente el clásico y underground). Su estilo es lineal y da especial importancia a lo anecdótico y humorístico, rechazando así lo trascendente y sagrado, ya que su intención es esencialmente recrearse en la experimentación y desarrollo de los recursos gráficos.

El caos del tráfico de la ciudad, los rostros de sus habitantes que de manera fantástica e irreal se mezclan con otros personajes construidos en la mente del artista y los trazos arquitectónicos de construcciones y maquinarias futuristas se dan cita en las ilustraciones presentadas por Aldeguer a esta exposición.

Ulises Ponce hace hincapié en el proceso creativo de una obra, a través de la exposición de una serie de cuadernos de artista. En ellos se muestran bocetos previos, ideas descartadas y dibujos inacabados que forman parte de la intimidad del trabajo del artista y que aquí ven la luz con la intención de que sean puestos en valor. Cómics incompletos que de una forma instantánea nos muestran la inspiración del dibujante, a través de las páginas expuestas en las vitrinas de la galería.


Las seis obras de Surcomakino tienen como nexo de unión la técnica empleada para su realización. La tinta negra hipoalergénica con base de carbón va construyendo línea a línea, cada una de las imágenes que aparecen tatuadas sobre piel sintética. En palabras de su autor, estas obras buscan “dar forma a una imagen inestable, que muta y se transforma en la memoria, en un ejercicio de lucha constante con el soporte y la técnica”.

La inestabilidad de los recuerdos y la pérdida de la memoria individual y colectiva son los temas tratados en la obra de Enrique Piñol. El artista presenta dos cajas en las que se guardan evocaciones de un tiempo olvidado, que emergen de la cabeza de los personajes allí encerrados y que traspasan la frontera de las urnas que los contienen. Juguetes antiguos y peces que se mezclan para convertirse en testigos mudos de un pasado perdido.

Toño Savall aporta a ALC2 cuatro ninots típicos de la fiesta de les Fogueres de Sant Joan para que cuatro artistas intervengan sobre ellos, transformado de esta forma esta muestra de arte popular. Así, su autor quiere unir tradición y contemporaneidad poniendo de relevancia el trabajo artesanal y perpetuando unas esculturas que nacen con un destino efímero.

La fuerza expresiva que transmite la obra de Paco Giner es el resultado de la combinación de los materiales con los que está construida. A los fondos realizados con fragmentos de carteles encontrados en la calle se une la masa pictórica que el artista utiliza para crear signos e iconos que proyectan imágenes relacionadas con el carácter efímero de la existencia humana. Calaveras, pulmones, corazones en llamas que nos hablan de las pulsiones internas del ser humano y de la finitud de su proceso vital.

Socatoba, nombre artístico de Sonia Carballo, da voz e imagen a través de su obra a personajes olvidados o puestos a un lado por la sociedad industrializada. De esta forma, su producción artística aborda temas de profundo calado social como la prostitución, la enfermedad mental, el maltrato infantil o la violencia física. Estos temas, sacados de la realidad, nos hacen tomar conciencia del otro que sufre para que, humanizándolo, podamos sentirnos identificados con él.

Miss Capricho, pseudónimo tras el que se esconde Marie-Klara González, nos muestra unas obras que están ligadas a su infancia vivida en la ciudad sueca de Malmö. Siendo niña soñaba con tener una bailarina de Lladró. Por eso recortaba sus figurines de las páginas de las revistas para llevarlas a un cuaderno, creando un librito donde guardaba cosas extremadamente bellas. Siendo adulta es ella quien dibuja sus propios Lladrós, utilizando como inspiración sus vivencias cotidianas en Barcelona, ciudad en la que reside. Y como en aquellos cuadernos infantiles, sus dibujos no han perdido un ápice de belleza.

A pesar de ser biólogo de carrera, Miguel Ángel Craviotto siempre ha sentido una inclinación natural por el arte. Desde los ocho años de edad compaginó sus estudios con la formación artística, lo que le llevó en la edad adulta a decantarse por el diseño gráfico y la pintura. Como artista su obra se caracteriza por una evolución constante que le ha hecho trabajar en estilos tan diversos como el realismo, el expresionismo, la abstracción, el cubismo y el pop-art.

La línea actual de su trabajo, que él define como “Grunge” quiere enfatizar su inquietud por la búsqueda del equilibrio entre el orden y el desorden, la claridad y la oscuridad, la pulcritud y la dejadez, lo banal de lo profundo, el pasado y el presente, incluyéndolo todo dentro de una misma expresión artística.


El artista valenciano Justino del Casar expone un grupo de esculturas orgánicas que él define como “piezas sensoriales, sensuales, donde hay una representación del sexo, de los pliegues de la carne, del placer sutil, de lo masculino, de lo femenino, de los gustos y deleites de los sentidos, de las cosas que nos incitan o satisfacen”.

Este sentido sensitivo de sus obras se completa con el color que confiere a cada una de ellas con brillos que toma directamente de la ciudad para transmitirles una artificialidad que quiere convertirse en trasgresión y elegancia provocadora.

Rubén Gómez Radioboy, art designer de esta colectiva, expone una serie de cuatro dioses protectores de cada una de las latitudes de nuestra provincia. Acompañados por productos y tradiciones identificativas de cada una de las zonas a las que protegen, estas divinidades se convierten en iconos de lo que fuimos y somos. Con una estética cercana al travestismo, las figuras están tratadas con la frescura que le aporta la utilización del diseño gráfico y el uso de tintas planas y colores de gran viveza.

Además de esta serie el artista presenta unas obras diseñadas a través del ipad que traspasando la frontera de esta herramienta se plasman en el papel para ser pintada.